
Cuidar: un verbo más que necesario y al mismo tiempo infravalorado en nuestra sociedad. Tienes en tu poder una herramienta eficaz frente al neoliberalismo patriarcal y la globalización inequitativa que arrasa la vida. Y aunque la economía global pandémica siga ignorando de forma significativa el papel que jugáis tú y todas las mujeres en la praxis económica local, hay voces que el capitalismo no puede callar: la solidaridad local tejida por las mujeres ha transformado una situación global. Esto que diré seguro no resulta una sorpresa para ti, pero como la palabra construye la realidad, debemos decirlo en alto: sin abuelas cuidadoras, sin mujeres inmigrantes, sin madres luchadoras, sin hijas resolutivas, sin esposas; todas mujeres trabajadoras, sin ti y ellas ninguna mínima solución ante la crisis estructural actual se hubiese podido asomar por la ventana.
Eres tú quien siempre ha cuidado de los otros (hombres, familias, hijos, parientes, pacientes, medio ambiente, etc). De forma similar, mujeres y hombres campesinos cuidan de la producción de sus tierras, lxs obrerxs de la producción y la industria, y la burguesía de sus empresas y ganancias. Se que te encuentras en una dicotomía vital; al estar atrapada en una relación inequitativa entre cuidar a los demás y desarrollarte individualmente en un mundo altamente competitivo y dominado por la masculinidad, y es por esto, que el sentido del cuidado debe cambiar y recuperar el valor que siempre ha merecido. Es por esta razón, que a veces debes delegar responsabilidades y ser consciente de que, lo que sientes como un deber moral, es algo impuesto socialmente legitimado con argumentos biologicistas.
En medio de las restricciones de movilidad te movilizaste para crear nuevas iniciativas que activaron novedosas formas de acción y lazos de solidaridad que hace años la humanidad no vislumbraba; desde la elaboración comunitaria de alimentos, compra y distribución, provisión de medicinas naturales, hasta el cuidado de ancianos y niños, todo esto al mismo tiempo y sin descuidar el ámbito público en el que luchas cada día.
Gracias a ti, se ha visibilizado el aporte del cuidado al desarrollo y bienestar de la sociedad, como factor indispensable para su desarrollo y mantenimiento. Gracias a ti, se ha resignificado el contenido del cuidado como el conjunto de actividades y uso de recursos como objeto indispensable para que todo ser humano tenga derecho a la vida en primera persona.
Has demostrado, una vez más, que este sistema hostil, salvaje y depredador no puede con tu fuerza transformadora y tus ganas de luchar por la vida.
La agenda politica, ahora más que nunca, debe incluir la defensa de los derechos de las mujeres en articulacion con la lucha de proteccion de los territorios, medio ambiente, soberanía alimentaria, en contra del extractivismo de los recursos naturales y en constante diálogo con otros movimientos y prácticas transformadoras del mundo, hacia una economia solidaria e inherentemente feminista.