“El ecofeminismo nos permite comprendernos mejor como especie, así como entender los motivos y las consecuencias negativas de la tajante división entre Naturaleza y Cultura”. Alicia Puleo.
El término ecofeminismo se lo debemos a la escritora y activista Françoise d’Eaubonne, que en el año 1974 explico como el dominio absoluto patriarcal nos ha traído a la destrucción medioambiental y social. Las ideas de Francoise hacen que hoy en dia podamos hablar de Ecofeminismos y no solo de ecofeminismo; división que comenzó en Estados Unidos y se mantiene hasta el momento en torno a dos grandes corrientes divididas por su forma de entender la identidad femenina y la relación con la naturaleza. La primera corriente, más esencialista y espiritual, considera que las mujeres se encuentran más próximas a la naturaleza por condiciones ontológicas. Por otro lado, la segunda corriente, más constructivista y heredera de ciertas concepciones marxistas enfatiza en las condiciones económicas y materiales. El feminismo y el ecologismo nos dan herramientas para mirar y comprender de forma diferente nuestra realidad, dándole valor a aspectos, prácticas y sujetos que han sido menospreciados bajo otras miradas. A través de estas herramientas podemos enfrentarnos al legado patriarcal y desmontar la estructura de dominación sobre la naturaleza ligada a un paradigma patriarcal.
Antes de que se comenzará a profundizar sobre la teoría ecofeminista, en distintos lugares del mundo, muchas mujeres ya estaban realizando actos que sirvieron como modelo de acción y ejemplo de lucha. Un año antes de que Francoise acuñara el término ecofeminismo, en el norte de la india, un grupo de mujeres del Movimiento Chipko -basándose en los principios de no violencia creativa de Gandhi- lograron detener la deforestación total del Himalaya mediante la práctica del ecofeminismo; abrazando a sus árboles cuando pretendían talarlos en distintas ocasiones como acto de resistencia ejemplar.
Wangari Maathai en 1977 crea el Movimiento del Cinturón Verde de Kenia; ruta impulsada por mujeres que lograron plantar más de 50 millones de árboles, frenando así la desertificación. El movimiento en la actualidad cuenta con una red de más de 4.000 grupos comunitarios activos, que además de su labor ecologista, facilitan la formación de miles de mujeres para que puedan conseguir ingresos a partir de la silvicultura y la apicultura.
Luis Gibbs en Nueva York del 78, lideró unas protestas pacíficas encabezadas por las amas de casa, tras descubrir que había construido su barrio sobre un vertedero tóxico; en Love Canal muchos niños habían enfermado por esta causa, que también derivó en problemas endocrinos y reproductivos de las mujer. El movimiento fue un éxito y logró que el gobierno federal llevará adelante la evacuación y realojamiento de aproximadamente 800 familias.
30.000 mujeres en el año 1982, se asentaron en un campamento de paz, establecido para protestar contra las armas nucleares situadas en RAF Greenham Common en Berkshire, Inglaterra. Esta manifestación pacífica logró cerrar bases de misiles con más de trece años de asentamiento.
Para Vandana Shiva la conexión entre ecologismo y feminismo, reside en que tienen la misma raíz: su estructura de poder patriarcal-capitalista, basada en una combinación estructural que organiza el mundo por pares binarios aparentemente opuestos (cuerpo/mente, nosotros/ellos, interno/externo, hombre/mujer, humano/naturaleza), y nos ha conducido a desvincular nuestros procesos y relaciones de los componentes psicobiológicos, históricos, religiosos e ideológicos que nos conforman. Por ende, una autora como Rosemary Radford sugiere que sólo en la medida en que ambas luchas se articulen, se conseguirá erradicar la desigualdad de género y encontrar una solución a la crisis ecológica que vivimos. Así, la crítica del legado patriarcal generado por la teoría y praxis feminista, puede constituir una aportación de enorme valor para el ecologismo y viceversa.
En el año 2004 el movimiento Plachimada, también en India, consiguió que la justicia reconociera a la comunidad el derecho de uso de agua frente al deterioro de las condiciones de acceso a este recurso básico producido por la contaminación y la explotación excesiva de las empresas multinacionales.
Existen muchos más movimientos alrededor del mundo, que no suelen tener ningún eco en los medios de comunicación, pero que gracias a la labor de investigación realizada por muchas activistas, hoy en día pueden llegar a nuestras vidas, sirviendo de inspiración y ejemplo cuando nuestra lucha se torna oscura y complicada.
Foto: Mujeres del movimiento Chipko, 1973. Fotógrafo: Bhawan Singh
Escrito por: Antonieta Agustí