No existe una naturaleza, sino visiones humanas determinadas por contextos culturales, históricos, científicos o políticos sobre realidades naturales parciales.
Jose Luis Sanchez Noriega
Seguramente habrás escuchado o visto el documental Planet of the Humans liberado durante el confinamiento por COVID 19, producido por Michael Moore y dirigido por Jeff Gibbs. Como todos los documentales de Michael Moore, no ha pasado desapercibido, ha creado una gran polémica y opiniones encontradas. Hasta tal punto que ha llegado a ser retirado de la web por la distribuidora Films For Action por “falta de rigor e información errónea”, decisión que luego fue ratificada por la misma plataforma que ha apostado por el pensamiento crítico y la alfabetización mediática de sus espectadorxs, y no querer darles más importancia por la “censura”.
El documental ha sido acusado de tener información errónea, trabajar para el lobby petrolero, y sobre todo, por construir de forma maniquea un problema que es mucho más complejo de lo que se describe en el documental. Pero lo que me parece importante en esta ocasión es reflexionar sobre el lenguaje documental.
Lo cierto es que en los últimos años hemos visto cómo el género documental se ha convertido en un vehículo de expresión para los movimientos sociales, colectivos invisibilizados, denuncias, reivindicaciones, etc. Esto ha sido posible porque el documental, entre otras cosas, permite la reconstrucción de historias verídicas a través de una unión entre la imagen, el relato y el sonido, creando un formato más atractivo que un libro para las nuevas generaciones.Sin embargo, estas historias son inevitablemente manipuladas en un proceso natural de selección, en el cual se produce una dramatización de los hechos para dotarlos de valor narrativo y poder contar una historia.
El documental tiene, cada vez más, un papel didáctico en nuestra sociedad. Es por todas estas razones -que se convierten en una sola- por lo que no podemos olvidarnos de la gran responsabilidad de los realizadores sobre el tratamiento de la información, ni mucho menos del posicionamiento crítico que debemos adoptar como audiencia; se trata de un trabajo que indispensablemente debe ser en equipo.
La creencia de la objetividad como dogma incuestionable ocupa un lugar primordial en nuestra sociedad, y por supuesto, en cada uno de nosotros. Aunque esta creencia todavía sigue profundamente arraigada, se ha tambaleado con la posmodernidad y hemos empezado a utilizar palabras como posverdad, fakes news, burbujas informativas, etc, para referirnos a los caudales de información no contrastada y contradictoria que se vuelven cada vez más gigantescos. El problema de estas informaciones es que no tienen unanimidad dentro de la comunidad científica y cada día las teorías son más heterogéneas. Esto sumado a la falta de credibilidad de la opinión pública en los expertos y el efecto dunning kruger (cuanto menos sabemos, más creemos saber), son elementos que han dado lugar a un caldo de cultivo perfecto para un ambiente de confusión generalizada gobernado por la posverdad.
Cuando estamos ante una pantalla, una imagen, un texto, un discurso, en este caso, un documental o estas mismas líneas, se nos suele colar el proceso de selección, jerarquización, y otros tipo de filtros por los que pasan todos los planteamientos argumentales. Esto demuestra nuestra humanidad y tendencia a defender ideas que encajen con nuestro sistema de creencias donde nos sentimos cómodxs y segurxs. No es nuestra culpa, pero si nuestra responsabilidad. Es por este motivo, que se hace más necesario que nunca apostar por una educación donde se primen los valores morales, el respeto, el entendimiento y ante todo el pensamiento crítico; que son los pilares para una sociedad comprometida y consciente.
Un documental como Planet of the Humans ha sido utilizado por diferentes medios de comunicación y personajes públicos para ratificar sus propios esquemas ideológicos. Para ratificar esto, solo basta con darnos un paseo por los titulares sobre este documental y ver cosas como: (…)“Enfado ecologista por el filme de Michael Moore a favor del petróleo”(…) La Vanguardia, o “(…)Michael Moore película Planet of the Humans eliminada de YouTube(…)” The Guardian. Muchos detalles técnicos son discutibles y refutables en el documental, pese a esto, su tema central es indiscutible. Nos recuerda algo fundamental sea cual sea nuestra postura: el crecimiento económico no puede ser ilimitado en un planeta con recursos finitos.
Escrito por: Antonieta Agustí